Todavía recuerdo la tarde en la que leí cómo la cantante Anabel Conde había creado una plataforma mediante la cual podías financiar su nuevo trabajo a cambio de regalos. Y es que, de esto trata el CROWDFUNDING: accedes a una web especializada -como pueden ser Kickstarter y Goteo-, cuentas tu historia, estableces una meta monetaria para financiar tu proyecto y ofreces una recompensa a cambio de donaciones. Ganar o no la carrera depende de los usuarios: si se completa el cupo de dinero que se pedía, el proyecto tendrá financiación; sino, no habrá valido para nada.
Esta interesante manera de conseguir financiación se extiende rápido, y ya se baraja como la nueva arma del marketing. De hecho, algunas de las grandes marcas ya han optado por utilizar esta estrategia. Pero no para financiar sus proyectos, sino para apoyar otras causas sociales, que en esta época de crisis la gente está especialmente sensible.
¿Cómo funciona? Fácil. La empresa escoge un caso con suficiente gancho emocional, la coloca en una plataforma Crowdfunding, y pone toda la carne en el asador para que se conozca el caso: publicidad, marketing online… Así, de manera indirecta -y económica- se fortalece la imagen de la marca y su reputación. Se le coge cariño, vaya. Es una estrategia noble y rentable para mejorar las relaciones públicas.
Además, muchas empresas están usando el Crowdfunding para realizar estudios de mercado. ¿Que vamos a lanzar un nuevo producto al mercado? Pues vamos a ver si la gente nos da el visto bueno o no. Obviamente, es más barato y rápido que contratar a una empresa para que realice el estudio. Y quién sabe, a lo mejor el lanzamiento te sale por la cara.
Ah, si os interesa ver cómo hay que presentarse al mundo en estas webs, os dejo ESTE enlace con 10 proyectos de Crowdfunding de éxito.